Las palabras curan

Con ojos de hombre

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En el post «No eres mi proptoipo de hombre» hablaba con voz de mujer, en este voy a hacerlo con voz de hombre. Siempre se ha dicho que, en cuanto a la recepción de estímulos, los hombres son eminentemente visuales y las mujeres preferentemente auditivas. Aunque el título de esta entrada haga alusión a la mirada masculina, hoy quiero reivindicar lo necesario que es para las relaciones entre las personas que los hombres empiecen a explicar, a comunicar y a decir qué sienten. Necesitamos que hablen. Cuando lo hacen dicen cosas como esta:

No entiendo a las mujeres, no se por donde cogerlas. Si me muestro accesible y comprensivo me dejan en la friendzone y si intento comportarme como un cabrón, porque parece que les gustan los malotes, cosa que yo no soy y me cuesta horrores, me dicen que soy un machista. No se que quieren, no se cómo hacer para ser yo mismo estando a su lado. Me crean mucha inseguridad, me preocupa no poder estar a la altura en lo sexual. Se supone que he de ser un macho y estar siempre excitado, creo que me dan miedo. No se como acercarme a ellas.

El párrafo anterior es un fragmento de una sesión terapéutica con un chico joven. Lo destaco como ejemplo porque viene a representar un sentir cada vez más común entre los hombres entre 30 y 50 años con los que trabajo. Algunos ya separados de su primera relación estable, otros todavía sin haber tenido la experiencia de una relación larga y de compromiso.

Hablando de compromiso, el compromiso les aterra, sienten que pierden libertad. Imaginan que una mujer les va a esclavizar y subyugar exigiéndoles hijos, una casa mejor, una cochazo y un largo sinfín. Nos ven como unas mandonas insatisfechas y gruñonas. Sin querer, así como sin darse cuenta, evitan establecer relaciones adultas condicionados por el temor inconsciente que les tienen a las mujeres. Si este es el caso, los hombres se mostraran inmaduros, en un estado llamado «peter pan» en el que evitan responsabilidades y compromisos estables.

Si se van al otro extremo porque desde bien pequeños se les insta a desconectarse de su universo emocional y a habitar sólo en su mente y en su cuerpo, pueden llegar a mostrarse insensibles. Su identidad y su seguridad se basa en sus ideas y su fortaleza física. Suelen mostrarse rígidos y pueden ser violentos en sus formas, en su voz y en su mirada. Prefieren dar miedo a las mujeres que sentir miedo de las mujeres.

Los hombres jóvenes, en genérico, estan perdidos. La gran mayoría necesita que los miremos y los escuchemos más allá de la forma. De hecho todos necesitamos ser mirados y escuchados más allá de la forma. Cuando yo los tengo delante y les doy el tiempo, el espacio y la confianza para que se expresen, lo hacen. Llegamos a comunicarnos de tú a tú, independientemente de la forma. Escucharnos ayuda a que nos conozcamos y aque nos comprendamos.

Usemos la voz y la mirada para vernos y oírnos. Paz, es lo que conseguiremos.

Los hombres son visuales, las mujeres auditivas.

 

admin_salomeCon ojos de hombre

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