Este verano, el del 2020, es raro. Otros años estaría preparando las vacaciones, buscando rutas y alojamiento en los Pirineos, sacando del armario las botas de montaña y revisando todo el equipo. Estos días, sin embargo, estoy clasificando fotos, escritos y pinturas de muchos veranos.
Entre las libretas que atesoro de tantos viajes, he encontrado un escrito/poema que me ha hecho reflexionar que lo que me queda son los momentos vividos, las vivencias que se fijan en la memoria, los instantes captados por una foto o los recuerdos plasmados en unas líneas.
Montañas como gallos con cresta verde
Arboles como matojos redondos
Surcos como arrugas de vieja
Verdes mil
Luz huidiza
Sol caprichoso y niebla imponente
Valle de Aspe
Lescún en el circo de su nombre
Montañas juguetonas que aparecen y desaparecen
Como niños coquetos jugando al escondite
Bosque de arces
Alfombra de musgo
Otoño en verano
Verano 2013, agosto a medias
Qué raro que no tengamos planes. No tenemos nada previsto, improvisaremos. Si se puede, nos escaparemos unos días a la montaña. Es pura necesidad. Necesito el verde para sentirme en equilibrio.
Feliz descanso, nos vemos en septiembre.
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