Las palabras curan

No eres mi prototipo de hombre

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Yo tenía muchos pájaros en la cabeza. Me imaginada un mundo de color rosa donde los hombres son valientes y las mujeres dulces y encantadoras. Sin quererlo, en el fondo, deseaba que fuera así. Un hombre fuerte y decidido, me iba a cuidar y a mantenerme toda la vida. Yo lo único que tenía que hacer era dejarme cuidar, ser amable, dócil y sonriente.

La verdad es que pensaba que el hombre tenía que cuidarme, es decir, que era obligación y deber del hombre cuidar a la mujer. Ello implicaba un montón de creencias: los hombres tienen que ganar más dinero, pagarlo todo, tomar las decisiones, tener iniciativa, ser fuertes, no estar nunca enfermos, ser divertidos, ser manitas, ser deportistas, conducir siempre, no quejarse nunca, ser responsables, y un largo etcétera. Es decir, yo quería un hombre que fuera a la vez un dios, un rey, un guerrero, un sabio, un poeta y un artesano.

Este es un ejemplo ficticio que está basado en conversaciones reales que he tenido con mujeres y con parejas, con las que trabajo las dificultades de las relaciones. Algunas de estas mujeres no encuentran pareja, y sufren mucho por ello. Otras tienen relaciones infelices que les causan gran desdicha. Después de haber leído la introducción de este post, ¿Por qué creéis que no encuentran pareja? ¿Por qué creéis que hay problemas en la relación? Por supuesto que dar una respuesta simple sería un gran error, y se muy bien que no es así de fácil. Pero sí quiero destacar que la idea del «hombre» que nos ha sido introyectada por la familia en la que hemos crecido y la educación que nos dieron y la cultura en la que nos movemos, nos condiciona mucho a todas.

Esperamos tanto de ellos, nos ocupamos tanto de descartar a los hombres que tenemos al lado porque no cumplen con el exigente «prototipo» (que palabra más horrible para hablar de una persona y sin embargo cuantas veces se escucha hablando de hombres y mujeres) que no vemos a la «persona» que tenemos al lado. Una persona bastante parecida a nosotras, por cierto, aunque con forma de hombre.

Ya hemos dicho que la educación y la cultura han influido mucho en la construcción mental del «prototipo» pero no podemos omitir que hoy en día las redes sociales son el primer filtro para eliminar a todos aquellos que no cumplan con los requisitos del prototipo. Las imágenes que se cuelgan en las redes sociales, suelen estar cuidadas y tratadas y aunque carezcan de contenido, permiten que se puedan inferir las cualidades personales de ese hombre que aparece haciendo posturitas. Es así de triste. Por un conjunto de imágenes, valoramos a un hombre, valoramos a una persona.

La cosa tampoco cambia mucho cuando se ven en persona. Cuando oigo como se descarta a alguien porque no «es mi prototipo» aunque sólo hayan tenido una charla durante una cena rodeados de cámaras, con nervios y prisas, pienso ¡no vamos bien! Me resulta tan banal, que me hiere. Mi idea sobre las relaciones y el amor es otra. Y el camino de entrada hacia el conocimiento mutuo tiene que ser ancho, para que quepa la curiosidad, el interés, el descubrimiento, la exploración…. en fin. Seguiré trabajando por el amor.

Hoy estoy hablando con voz de mujer, pronto hablaré con voz de hombre porque ellos también tienen mucho que decir sobre el amor y las relaciones.

admin_salomeNo eres mi prototipo de hombre

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