Terapia sexual

La terapia sexual está orientada a sanar la sexualidad personal. Este es uno de los trabajos terapéuticos más profundos y poderosos en los procesos evolutivos de una persona. Detrás de las dificultades relacionadas con la expresión de la sexualidad hay dolor por las carencias afectivas que hemos sufrido en la vida.

La sexualidad está íntimamente ligada con la búsqueda del amor. Los problemas sexuales nos indican que hay una desesperación vital. Tiene que ver con lo fundamental de la vida, con lo más sagrado, con el goce y derecho de estar vivos y disfrutar de la vida que tenemos. La sexualidad está relacionada también con la seguridad. La entrega del momento sexual implica dejar el control, abandonarse al sentir y eso, a veces, es muy difícil de lograr.

Me dedico a trabajar en este campo porque me entristece el uso banal y superficial que se le da al cuerpo. Me entristece el estereotipo de puro placer genital de cuerpos perfectos. Me entristece la hipersexualización que nos bombardea con imágenes y comentarios que pervierten la belleza del encuentro sexual de dos seres de cualquier edad, de cualquier condición. Me entristece que no tenga cabida en el discurso general  la variedad, la diversidad y la amplitud del encuentro sagrado entre dos almas. Y todo esto me entristece porque he visto mucha tristeza cuando no se vive la sexualidad propia y compartida como un momento de gozo y placer sino como fuente de frustración y dolor.

Los aspectos que trabajamos en terapia sexual son:

  • Revisar la educación recibida por la familia y la cultura en la infancia y adolescencia. Tanto lo que se ha dicho, como lo que se ha callado tiene importancia para construir el mapa sexual de una persona.
  • Entender y aceptar el tipo de relación afectiva que hemos tenido con nuestra madre y con nuestro padre. Son los primeros seres a los que amamos y nos amaron. Tienen una gran influencia en como amaremos.
  • Primeras experiencias sexuales y experiencias traumáticas. Sin duda este tipo de vivencias afectan profundamente la relación que establecemos con nosotros mismos, con nuestro cuerpo, con el placer, con la culpa con la relación con otras personas, con la salud en general. Sanar estas heridas puede resultar muy liberador.
  • Actualizar la sexualidad al momento vital actual. La maternidad, la mujer madura, el hombre maduro, la soltería etc. Son etapas que requieren una adaptación de la experiencia sexual para no cronificar insatisfacción y desánimo.
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