Las palabras curan

Mujer, culpa y vergüenza

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En una de las muchas formaciones que he hecho, una de las profesoras nos dijo algo que me impactó: «la que culpa es un sentimiento eminentemente femenino». Concretamente dijo que las mujeres somos muy culposas.

Los estudiosos dicen que la culpa se remonta a la transgresión de Eva al cometer el pecado original comiendo del fruto prohibido y al incitar a Adán a que también comiera del fruto. Al comer la manzana, Dios les castigó con la muerte, el trabajo, el dolor y la vergüenza. Así, por «culpa de ella» llegaron desgracias y dolor a la vida humana y fueron expulsados de Paraíso. ¡Cómo no iba a sentirse Eva culpable!!

En la tradición cristiana parece que todas las mujeres, por el simple hecho de serlo, hemos acarreado con parte de esa culpa original. Se nos consideraba (incluso ahora) seres rebeldes, taimados y provocadores. Por eso había que atarnos en corto, domarnos y educarnos para que no fuéramos libres ni espontáneas, ni curiosas y atrevidas, como lo fue Eva al desobedecer. La rebeldía en la mujer se paga cara y los hombres, como también sufrieron por el desacato de Eva, tomaron la responsabilidad excesiva y autoritaria, a menudo agresiva y violenta, de controlar a las mujeres e impedirles ser seres libres.

Tengo la suerte de trabajar con hombres y mujeres a nivel individual y en pareja. A menudo, cuando trabajamos en los problemas de relación de pareja y un hombre joven consigue llegar al fondo del conflicto, descubre que existe la idea de que hay que tener a la mujer controlada y sobre todo no ser complaciente con ella para que no se crezca y se vaya transformando en un ser caprichoso y dominante. Es un pensamiento que muchos reconocen como machista pero que les aflora sin que conscientemente lo pretendan. Es eso, un hombre tiene que ejercer control sobre la mujer, no puede permitir que ella sea fuerte, capaz, libre, etc. Una mujer libre, fuerte y segura es un peligro, acarrea problemas y desgracias, produce conflictos y malestar. Este el el enorme peso de la cultura de la tradición que todavía perdura. En el fondo, todavía existe un miedo ancestral profundo ante el poder de la mujer que es capaz de provocar las mayores desgracias.

Según como sea la relación, la escalada de poder está servida y la rivalidad entre los dos es la base de la relación. Pero volvamos a la culpa, de la vergüenza me ocuparé otro día.

El tema es que muchas mujeres sentimos culpa. Es un sentimiento vago e indefinido a veces y otras veces claro y concreto. No es que los hombres no sientan culpa, es que no cargan con ella por todo de la misma manera que tendemos a hacer las mujeres. Si a los hijos les va mal, culpa nuestra. Si la cena es un desastre, culpa nuestra. Si la pareja no funciona, culpa nuestra.

No quiero alargarme más, por eso sólo apunto que deseo que esta breve reflexión sirva para dar el primer paso de la culpa a la responsabilidad. La culpa nos encadena, la responsabilidad nos libera.

 

admin_salomeMujer, culpa y vergüenza

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  • Mujer, verguüenza y culpa - 19 abril, 2018 reply

    […] un post anterior llamado “Mujer, vergüenza y culpa” escribí brevemente sobre la culpa y la relacioné con el mito del pecado original donde se relata […]

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