Las palabras curan

¡Me das asco!

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Una de las cinco emociones básicas es el asco. Sin embargo, en el campo del crecimiento emocional, creo que se trabaja poco y no se le da el mismo valor que a las otras cuatro emociones básicas: miedo, tristeza, alegría e ira. Pienso que al asco se le considera algo tan «animal» que lo despreciamos ya que los humanos nos sentimos superiores a los animales.

Hay pocas referencias al asco y se le dan pocas ramificaciones si observamos el universo emocional (ver mapa emocional en este enlace), sin embargo es una de las emociones básicas que han permitido a nuestra especie sobrevivir a lo largo de miles de años. Esta emoción, como todas, proviene de una dotación innata con la que nacemos, nos sirve para detectar aquello que puede ser perjudicial o letal para la supervivencia si lo ingerimos

Sentir asco por algo, por la comida, por un olor, por un animal (como ocurre en muchas fóbias hacia los animales) o por un objeto, es muy muy desagradable, pero sentir asco por alguien es peor, sobre todo si este alguien es una persona que forma parte de tu vida por lazos familiares, de proximidad, laborales etc. El asco, no sólo afecta a quien lo siente, afecta y mucho también, a quien lo recibe. Es como la rabia, la tristeza, la alegría o el miedo, que impactan también a las personas que están cerca de quien las siente.

La frase que da titulo a este post, es habitual cuando queremos alejar a alguien de nuestro lado por el motivo que sea. Se vive de manera diferente sentir asco que recibir asco. El que lo siente, lo percibe de forma interoceptiva, es decir su cuerpo llega a sentir nausea, repugnancia e incluso puede vomitar (eso se da en casos extremos de racismo, homofobia, etc.), el que recibe el asco sufre un daño enorme aunque sea difuso y sutil; afecta a su autoestima, se siente desvalorizado, va perdiendo alegría y puede llegar a causarle gran ansiedad y depresión si el asco que recibe por parte de otra persona se mantiene de forma continuada en el tiempo y si además no sabe o no entiende por qué aquella persona que siente asco hacia él, siente tal asco.

¿Qué hacemos entonces? Tenemos una persona que siente asco y otra que lo recibe. Pues asunto de difícil solución, porque el asco crea un condicionamiento inconsciente que ante la presencia de la persona que lo provoca, a veces incluso sólo con verla en foto o escuchar su voz, o que se la nombre, ya causa las repuestas fisiológicas que comentábamos antes, por lo tanto, la evitación y el tomar distancia, se entienden cómo comportamientos de afrontamiento.

El que recibe el asco, tendrá que protegerse también y alejarse.

No vamos a entrar en quien tiene razón o en los porqués, sólo quería comentar que a veces, en el rechazo entre personas, la emoción que está en la base no es la envidia, ni los celos, sino el asco. De este derivan algunas más para ir configurando el universo de esta emoción primaria.

Poder nombrar lo que sentimos, ponerle nombre, darle una forma, nos ayuda a entendernos, a cuidarnos y a evolucionar.

admin_salome¡Me das asco!

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