Estos días en España los noticiarios y la prensa han estado centrados en los temas de la actualidad nacional en referencia a la sentencia sobre el caso de la Manada y otras noticias relacionadas con la violencia y la agresión sexual a las mujeres.
Por eso puede que haya pasado desapercibida una noticia que abrió informativos pero de la que no se ha hablado en profundidad. Me refiero a que el atropello en Toronto el pasado día 23 de abril no fue un acto de terrorismo islámico, fue un acto de odio hacia las mujeres de uno de los seguidores de esta corriente que se llama Incel, que significa célibes involuntarios, compuesta por hombres heterosexuales que sienten que las mujeres los rechazan porque no quieren tener relaciones sexuales y afectivas con ellos. Por eso este hombre, atropello a 10 personas (8 mujeres y 2 hombres) e hirió a 14 más. Atropellándolas en un céntrico cruce de la ciudad de Toronto. Es escalofriante.
El término Incel, curiosamente, fue acuñado por una mujer «queer« en 1993, como el nombre de una red de apoyo para personas que no podían encontrar pareja. Sin embargo hoy en día el término Incel y sus derivados (‘truecel,‘heightcel’ ‘mentalcel’, hombres vírgenes, bajitos e inseguros, respectivamente) defienden unas ideas que van desde despenalizar la violación hasta permitir los matrimonios concertados pasando por los burdeles subvencionados.
Francamente, da miedo, a las mujeres nos da miedo. Ya no estamos seguras ni caminando tranquilamente por la calle más comercial de nuestra ciudad en hora punta. Y lo peor es que estos movimientos se incuban en las redes, por lo tanto muy difíciles de controlar. Los hombres allí es donde se explayan con todo tipo de barbaridades y no se queda sólo en palabras. Algunos lo llevan a la realidad, pasan de las palabra a matar personas de verdad en nombre de ello. Es realmente incontrolable. El atropello de Toronto no es el primero que se hace en nombre del movimiento Incel, ya ha habido más.
Las mujeres en el siglo XXI seguimos siendo agredidas, matadas, violadas, sometidas, humilladas y un largo etcétera, por ser mujer.
¡Cuánto nos queda por hacer! Empezad por hablar con vuestros hijos e hijas, con vuestras parejas, con vuestros amigos sobre lo que hay detrás del atropello de Toronto. Hablemos, expliquemos lo que ocurre y cómo nos sentimos. No permitamos comentarios macro o micro machistas, por ejemplo. Incidamos en nuestro círculo cercano para tomarnos muy en serio la seguridad y la dignidad de las mujeres. Es vital para el presente y el futuro de todos.
Si estáis interesados, os emplazo a vernos en otro post donde hablaré de la serie «The handmaid’s Tale» al hilo de lo que cabo de escribir.
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