Ansiedad y miedo
Hay patologías que a menudo son difíciles de explicar o que se confunden con comportamientos que sí son normales. Me refiero al caso que voy a tratar como un primera aproximación en esta entrada: la ansiedad y el miedo, dos situaciones que las personas solemos sentir de manera conjunta y que cuando se cronifican constituyen un verdadero problema para quien las sufre.
La ansiedad o, mejor dicho, un trastorno de ansiedad se caracteriza por un estado emocional de tensión y de excesiva preocupación donde aparece un miedo irracional que produce un malestar en la persona e interfiere en el desarrollo normal de su vida cotidiana. Una definición simple pero muy clara es aquella de “miedo al miedo”.
La ansiedad es difícil de explicar porque se trata de un fenómeno complejo y subjetivo. Es una reacción emocional en que hay implicadas sensaciones desagradables como el nerviosismo, la preocupación, la inquietud, o la tensión psíquica y emocional.
La diferencia entre la ansiedad y el miedo es que el estímulo que genera el miedo es más específico, la respuesta que genera es más automática y se ejecuta de modo concreto, con un componente biológico más elevado. La ansiedad, por su parte, es un fenómeno más subjetivo, el peligro es menos claro y, por tanto, más difícil de delimitar. Además, no reaccionamos sobre un peligro inmediato, sino sobre la sensación de amenaza. Por ello, podríamos decir que el miedo está más centrado en el presente y la ansiedad, en alguna cosa que puede pasar en el futuro.
En la ansiedad patológica es muy común la sensación de no controlar la situación y de no poder predecir qué pasará, de modo que se desarrolla recelo sobre el futuro. Además se producen cambios en la atención que hace que la persona se centre en aquellas cosas que pueden ser interpretadas como avisos de que alguna cosa negativa pasará.
La clave para superar la ansiedad es vivir el presente. La ansiedad no deja de ser una preocupación por aquello que ha de pasar en el futuro. El consejo que os doy para superar la ansiedad es enseñar a vuestra mente a estar en el presente, dejando de lado el peso del pasado, poniéndole paz a ese pasado, y no obsesionándose en el futuro. Sé que no es fácil, porque reeducarse es un esfuerzo grande, especialmente cuando se desarrollan personalidades ansiógenas. Pensad que la mayoría de personas que acuden a mi consulta para superar estas situaciones de ansiedad llevan sufriendo mucho tiempo. El sufrimiento es común a todos, y en nuestras manos está ponerle remedio.
¡Amor para todos y un fuerte abrazo!
Salomé Cosculluela
(Asesoramiento periodístico: Francesc Vázquez)