Uno de mis dos proyectos sociales este año es potenciar el amor de pareja como valor social necesario. Sin embargo, un día como hoy, me da pena que los corazones rojos se hayan desvirtuado tanto y signifiquen sólo consumismo. Cuanto trabajo para desvincular el amor del regalo pomposo envuelto en rojo brillante!
Me explico. Veníamos del amor romántico y estamos en el amor líquido. Adopto el término líquido del sociólogo polaco Zyngmunt Bauman para referirme a estas relaciones afectivas intensas pero breves en las que se apuesta por el hoy pensando que mañana se puede encontrar alguien mejor. Es decir, relaciones cortas consecutivas marcadas por el subidón inicial que se desechan sin dolor aparente. Son amores de usar y tirar, como los kleenex o como la ropa barata que se estropea al segundo lavado, por no decir al primero. Y digo sin dolor aparente porque cada relación fallida, a pesar de ser reemplazada rápidamente, deja huella. La huella fría y terrorífica de la soledad.
Estamos preparando un taller práctico para encontrar pareja y mantenerla.
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