Las palabras curan

La decisión femenina y adulta

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Cuando una mujer toma la decisión de hacer algo que tiene sentido para ella, su determinación se refuerza y todo se alinea para que esto ocurra. No se trata de decidir desde la estrategia mental, desde el pensamiento o el cálculo de consecuencias. A veces una mujer “sabe” y como sabe, decide sin más. La decisión es firme y a menudo supone un gran cambio en su vida. Cambio que es a mejor para ella y para su entorno.

Por ejemplo, en un momento dado, yo misma decidí que no quería llevar una vida en que el espacio para el encuentro íntimo con mi pareja fuera escaso. No quería renunciar a disfrutar del gozo del intercambio amoroso. Caricias, sonrisas, confidencias, palabras picantes, miradas, etc. No quería renunciar a todo esto que tan importante es para nuestra unión. En ese momento me dije: «Soy muy joven, quiero vivir plenamente y en conciencia la manifestación sexual de nuestro amor» . Tras ello me puse en acción. En post sucesivos, si os interesa, hablaremos de cómo lo hice y os explicaré cómo a partir de mi experiencia personal he ido desarrollando mi propio método: el método pajarito. Pero como os decía, esta decisión supuso un antes y un después.

Una mujer siempre puede decidir. Incluso las mujeres que han estado en cautiverio, relatan que nunca les pudieron arrebatar su libertad interior. Es muy impactante y reveladora la fuerza de la determinación de una persona. Decidir, lleva implícita la responsabilidad de una acción y de un compromiso con una misma.

Puedes decidir cualquier cosa para ti y para tu vida. Ahora, justo en este mismo instante. La pregunta es fundamental: ¿Quieres esto en tu vida? Y en esta pregunta el «esto» puede ser cualquier cosa. Si la respuesta es sí, adelante con ello. Si la respiesta es no, también adelante. ¿Quieres tener una vida sexual divertida? ¿Quieres sentir más alegría? ¿Quieres amor en tu vida? Puedes plantearte cualquier pregunta y empezar a decidir.

La decisión de la que estoy hablando nace desde lo más profundo del alma. Decidir puede ser un acto muy estresante, de hecho es frecuente que las personas digan de sí mismas que son indecisas o que les cuesta decidir. Decidir es un acto de responsabilidad y por ello no es fácil hacerlo. Por este motivo considero tan importante hacerse preguntas primero y abogar por la honestidad, la sinceridad y la coherencia con una misma para ir construyendo un camino vital en el que las decisiones que vamos tomando estén en sintonía con nuestra esencia.

Una vez hayas lanzado las preguntas debes perimitir que estas preguntas reposen en ti. A veces sentirás el poder de la decisión de forma abrupta y súbita, a veces una decisión coherente será un bálsamo calmante instantáneo y otras veces la decisión se irá despejando lentamente de las dudas como el bosque se despoja de la bruma matinal. Ya verás.

Mi propuesta es que descanses de mente para tomar decisiones. Algunas lógicamente habrán de ser razonadas y contempladas desde lo mental, pero hay otras, justo a las que me estoy refiriendo en estas líneas, que tienen más que ver con la vida profunda de una mujer. Estas no pasan por la mente, pasan por las vísceras, por las células, por el oído interior, por el eco del corazón. Debes estar atenta a esto. Escúchate. Todo irá bien.

Decidir sobre la vida conlleva de forma implícita la adultez y la responsabilidad. Las niñas no deciden, las mujeres sí.

No tengas miedo.

 

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