Las palabras curan

La crisis de los 50

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La llamada crisis de la mediana edad es una etapa por la que atraviesan muchos hombres. Es la primera crisis verdadera, la que conocemos todos como la crisis de los 50. Aunque la mayoría de estudios científicos rechazan la idea de la crisis de la mediana edad como una fase que experimenta la mayoría de los adultos, es cierto que cada vez son más los hombres que sufren crisis psicológicas a causa de su edad o envejecimiento.

En realidad, la crisis de los 50 es una modificación en la vida de un hombre, en la que se comporta como si se hubiese percatado de haber perdido algo, y que algunos manifiestan con actitudes ante la vida que a menudo se asemejan a las propias de la ansiedad.

Lo primero que nos preguntamos es: ¿Qué se ha perdido? Muchas cosas, la mayoría de ellas no concretas, casi inexplicables. Quizás los años de la juventud, los sueños y objetivos juveniles, las energías puestas al servicio de conquistar el mundo, la mejor mujer, el mejor premio, el sueldo más alto, el más codiciado puesto. Lo cierto es que la crisis, de una u otra manera, es inevitable.

También se explica esta crisis existencial por los cambios físicos inevitables, como los primeros achaques o la pérdida de la virilidad. Aunque es cierto que a los 50 no se está en el punto más álgido del ciclo sexual del hombre, los problemas son en esencia de origen psicológico. El miedo a envejecer, la sensación de no haber alcanzado las metas propuestas, la necesidad de aferrarse a una realidad que se escapa, configura una crisis existencial de gran alcance.

¿En qué se traduce todo ello? En la necesidad de introducir cambios en la vida: cambiar de mujer, comprarse un coche nuevo, adquirir ropa que le haga más joven o adoptar nuevos hábitos de vida.

Sin embargo, la crisis inevitable producida alrededor de los 50 años tiene muchas posibilidades de ser aprovechada. Se ha ganado en experiencia, se han cosechado éxitos y también se han vivido situaciones dolorosas que nos han hecho más fuertes. El hombre tendrá que aprender a analizar esta nueva situación y reconducir la situación para abordar el futuro con éxito.

Lo que conviene, en definitiva, es un reajuste psicoemocional para encarar la siguiente etapa de la vida, que no va a ser igual, pero tampoco va a ser peor.

 

¡Amor para todos y un fuerte abrazo!

Salomé Cosculluela

(Asesoramiento periodístico: Francesc Vázquez)

 

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