Las palabras curan

LA MAGNITUD LETAL DE LA VERGÜENZA

El sentimiento de vergüenza se despliega en un espectro de intensidad variable.  La vivencia en su máxima magnitud puede llevar a la muerte. Así de rotundo.

Esta es la idea que intentaré desarrollar inspirándome en la película «El lector».
La protagonista del film oculta «algo» que le resulta tan vergonzoso que está dispuesta a ser duramente castigada e incluso a autodestruirse antes que confesar públicamente este aspecto propio que tanto la perturba. No voy a destripar los entresijos ni el final del film, te recomiendo que la veas.

Es la vergüenza por no saber, por no ser, por no hacer, por hacer, por pensar, por sentir, …tan dolorosa e inaceptable que puede condenar al sujeto al ostracismo, a la ocultación y a la huida. El individuo va destruyéndose poco a poco. Las relaciones sentimentales fracasan por la vergüenza patológica a mostrarse tal y como se es y por el pánico a ser rechazado si se descubre «eso»; Vive la intimidad como una amenaza y huye. Huye del amor. Se desprecia tanto a si mismo que no puede tolerar que le amen y termina por boicotear, hasta que destruye, las relaciones afectivas.

La naturaleza del dolor psíquico es tan variable y subjetiva como individuos y momentos vitales de estos individuos son posibles. Desde la cuestión física, hasta la cuestión anímica pasando por los déficit de personalidad hasta los actos cometidos y los no cometidos.

Para poder vivir, soportando la vergüenza,  se produce el fenómeno de «zona muerta» que, al inicio,  intenta mantener a la persona en una supuesta normalidad archivando en el «baúl de los recuerdos» mental el hecho avergonzante. Poco a poco la zona muerta va creciendo, se alimenta de emociones, tanto de las positivas (alegria, amor, goce, …)  como de las negativas (odio, ira, asco…) conduciendo al sujeto paulatinamente a una existencia gris, apática, marchita… que le lleva a no sentir,  a estar muerto en vida.

Por eso es tan importante escuchar a cada persona, dejando al margen el propio juicio, teniendo en cuenta el sufrimiento que ésta está soportando al vivenciar aquello tan «vergonzoso». Es imprescindible la catársis,  que el sujeto empiece a hablar, que se atreva a explicar a narrar a contar…

¿Porqué cuesta tanto verbalizar el trauma? por muchos motivos,  entre ellos, la culpa. No toda culpa conlleva vergüenza per sí bajo toda vergüenza subyace la culpa. Por eso, en un proceso terapeutico, habrá que explorar y elaborar estas emociones. El primer paso fundamental es desbloquear la emoción a través de la palabra.

Esta profundidad emocional y letal de la vergüenza es la que la diferencia fundamentalmente de la timidez.
Vergüenza versus timidez, en otra ocasión. Hasta entonces sólo una sugerencia, busca alguien que merezaca tu confianza o un profesional sensible y cuéntale tu/s vergüenza/s, es una buena profilaxis en salud mental.

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